El acoso está en el ojo del espectador


A veces, el acoso sexual es difícil de definir, lo sabemos cuando lo vemos. Sin embargo, algunos estudios muestran que no todas las personas lo ven de la misma manera. Es decir, cuando se trata de una observación de testigos, el acoso puede estar en el ojo del espectador.


mujer acoso

El acoso y el espectador

En un estudio en particular, los investigadores examinaron cómo el atractivo físico afectaba las percepciones de acoso. Y descubrieron que, un observador externo, que advertía un contexto donde un empleado masculino acosaba a una empleada, el escenario más probable que fuera visto como acoso sexual era cuando la empleada era atractiva.

Este sondeo también señaló que un comportamiento de acoso, es menos probable que se perciba si el acosador es un hombre atractivo. Esto es debido a la predisposición que tiene mucha gente a ver a las personas atractivas con cualidades más positivas.

A estos estereotipos se suma el dato de que los acosadores pueden percibir excesivamente la receptividad de la víctima, inyectando un componente subjetivo adicional en lo que comúnmente se piensa (equivocadamente) que es un análisis objetivo.


La psicología de la sobre-percepción

El acoso puede percibirse erróneamente en el ojo del autor. Como resultado, algunos acosadores no son conscientes de lo inadecuada de su conducta.

¿Qué causa esta perspectiva incorrecta? Algunas personas con poder dirigen el comportamiento sexual hacia los subordinados porque perciben la receptividad de manera excesiva. Esta sobre-percepción es una manera en que el poder puede conducir al acoso. En tales condiciones, el malestar de una víctima podría no ser tan obvio para el acosador como lo sería para un observador externo y objetivo.
La sobre-percepción de la receptividad generalmente se agrava en aquellas culturas con una amplia tolerancia sexual. En algunos casos, el acoso visual es un problema también, por ejemplo, el mirar fijamente.

¿Se dan cuenta los acosadores de lo inapropiado que es su comportamiento? No si están rodeados, por ejemplo en el ámbito laboral, de compañeros de ideas afines o subordinados temerosos de enfrentarse a él. Estos espectadores dan poder, e incluso animan al acosador, quien a su vez percibe su acoso como aceptable. Algunos acosadores consideran su comportamiento como un juego, viendo hasta dónde pueden llegar, y armados ya con una lista de explicaciones y negaciones en el caso de que se les llame la atención.


La naturaleza del poder

El acoso es a menudo una explotación de desequilibrios de poderes. Incluso, puede no estar motivado por el interés sexual, sino por el deseo de intimidar, humillar o degradar.

Además, el poder puede, por sí solo, inducir a un comportamiento impulsado por determinados objetivos, en parte, al ser consciente de la influencia y control sobre recursos valiosos, el trabajo por ejemplo. Este comportamiento se produce por el hecho de que muchos acosadores se ven a sí mismos como intocables, habiendo ya evitado consecuencias de otros acosos en el pasado. Con demasiada frecuencia, el poder y el castigo actúan como una proporción inversa, es decir, un poder superior está vinculado a una menor probabilidad de castigo.


Cómo detener el acoso

En la búsqueda de maneras de detener a los acosadores, el aprendizaje puede ser tanto ilustrativo como instructivo. Sin embargo, una cosa que muchos acosadores tienen en común es la falta de respeto a las normas y reglamentos (sobre todo si no existe castigo), lo que explica por qué la formación sobre el acoso no siempre mejora el comportamiento. Los acosadores seriales conocen las reglas, y simplemente, no les importa.

En este caso, la mejor manera de detener al acosador es haciendo que el castigo se ajuste al delito, y hacer cumplir todas las transgresiones. Además, esto envía un mensaje a otros acosadores. Ante un escenario de castigo, muchos abusadores pueden sentirse motivados para evitar las consecuencias.


Referencia:
http://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/02134748.2016.1143179



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