Lo mucho que hemos cambiado y lo poco que cambiaremos


Cuando recordamos quiénes éramos en el pasado, seguramente nos acordemos de lo diferentes que éramos, y allí nos damos cuenta de lo mucho que hemos cambiado...


Lo mucho que hemos cambiado y lo poco que cambiaremos

Parece fácil describir cómo hemos cambiado con los años y lo diferentes que somos ahora. Sin embargo, cuando miramos hacia el futuro, nos imaginamos que vamos a ser no muy diferentes de lo que somos hoy. Tendemos a predecir que nuestros valores, gustos e intereses serán muy similares a lo que son en la actualidad. Estas fueron las conclusiones de un estudio liderado por dos psicólogos sociales, Daniel Gilbert y Timothy Wilson, para la revista "Science".

Los investigadores llamaron a este fenómeno "La ilusión del fin de la historia" (en inglés, 'The end of history illusion').
En dicho estudio se midieron patrones de personalidad, valores y preferencias en unas 19 mil personas, solicitándoles que estimaran cuánto creían que habían cambiado en la última década y que tanto pensaban que cambiarían en la década venidera.
Los individuos del estudio, comprendidos en edades de entre 18 a 68 años, creían que habían cambiado mucho en la última década, pero que cambiarían muy poco en el futuro. Por ejemplo, cuando se les preguntó acerca de los cambios en sus gustos musicales, la mayoría reportó cambios sustanciales acerca de sus gustos en lo que a música se refiere, sin embargo, la mayoría de ellos no creían que tendrían grandes cambios en sus preferencias musicales en los años venideros.

Los autores de la investigación sugieren que tendemos a proyectar el presente como una especie de "momento decisivo" en el que creemos que vamos a seguir siendo quiénes somos por el resto de nuestras vidas. En consecuencia, a veces tomamos decisiones que serán contraproducentes en el futuro.


Creer que estamos en la cima de nuestra evolución personal nos hace sentir bien, mientras que lo contrario, es decir, darnos cuenta de lo transitorio de algunas preferencias y valores, podría llevarnos a dudar de muchas de nuestras decisiones.

Tal vez, "la ilusión del fin de la historia" se puede entender como una forma de recurso imaginativo. El futuro se convierte en una especie de extensión del presente, sobre la base de los únicos detalles concretos que tenemos: los del pasado. Recordar el pasado no es otra cosa que un ejercicio cognitivo, más automático y simple que percibir el futuro, donde es más difícil imaginar las transformaciones. Por tanto, llegamos a la conclusión de que el cambio es poco probable que ocurra.

Lo cierto es que creemos que ya sabemos la trama y no somos tan conscientes de que la trama seguramente va a modificarse. O como dijo el genial filósofo danés Soren Kierkegaard, "la vida sólo puede ser comprendida hacia atrás, pero debe ser vivida hacia delante".


Referencia: http://www.sciencemag.org/content/339/6115/96