Respuestas corporales de nuestro cerebro límbico


En algún tiempo de nuestro pasado homínido hemos desarrollado la capacidad de comunicarnos de manera no verbal, y que al día de hoy, sigue siendo nuestro principal método de comunicación, sobre todo cuando se trata de emociones. Charles Darwin primero y Paul Ekman más tarde, han escrito acerca de la universalidad de las emociones, en parte porque estos y otros comportamientos de supervivencia se rigen por nuestro cerebro límbico.


cuerpo cerebro límbico

Desde la procreación, pasando por las emociones, reaccionar ante una amenaza o asegurar nuestra supervivencia, son todas responsabilidades de nuestro sistema límbico. Las reacciones límbicas son inmediatas, por ejemplo, si te acercas al borde de un acantilado y no te atreves a mirar hacia abajo, es porque el cerebro límbico no lo permite.

Nuestras necesidades, sentimientos, pensamientos e intenciones son procesadas por este sistema y se expresan en nuestro lenguaje corporal. Un bebé que no le gusta un determinado alimento fruncirá los labios. Al mismo bebé se le dilatarán las pupilas cuando vea a su madre. Estas expresiones son muy simples y forman parte de una constelación de comportamientos que se manifiestan en nuestro sistema límbico de dos maneras: comodidad o incomodidad.
Desde el momento en que nacemos estamos: felices o tristes, contentos o disgustados, cálidos o fríos. Y lo hacemos saber a través de nuestros gestos corporales y faciales de la misma forma a lo largo de toda nuestra vida.

Si alguien nos da una mala noticia nuestros labios se apretarán, oprimiremos las mandíbulas, las órbitas de los ojos se estrecharán o nos frotaremos la cara o el cuello. Todas son manifestaciones de malestar que transmiten como nos sentimos o lo que estamos pensando en ese momento.

A la inversa, cuando vemos a alguien que nos gusta, los músculos faciales se relajarán y nuestros brazos se volverán más flexibles. En presencia de alguien que amamos tenderemos a imitar su comportamiento (isopraxis), la sangre fluirá a nuestros labios y nuestras pupilas se dilatarán. Una vez más, nuestro sistema límbico se expresa a través de nuestro cuerpo lo que sentimos en ese instante.


Cuando hay un conflicto entre lo que se dice verbalmente y lo no verbal, es el cuerpo casi siempre el que domina. Por ejemplo, si le pedimos a una persona que nos ayude con una tarea durante un fin de semana, es probable que la persona nos conteste afirmativamente, pero a su vez, se morderá los labios, tendrá una expresión neutra en su cara o posiblemente se toque el cuello. En este caso, hubo una respuesta límbica de malestar por parte de la otra persona que lo reflejó en su cuerpo pero no en sus palabras.

En cualquiera de nuestras interrelaciones sociales el sistema límbico siempre se centrará en la dicotomía comodidad / incomodidad. Ante cualquier pregunta o señal de comportamiento, pregúntese si está viendo comodidad o incomodidad en la otra persona. Al centrarse en ello, es fácil explorar la validez de los sentimientos expresados. Esto se debe a que estamos constantemente transmitiendo información sobre nuestros pensamientos, sentimientos e intenciones a través de nuestras respuestas límbicas.