¿Pensar negativamente puede hacernos más felices?


Séneca, uno de los filósofos más reconocidos de la antigüedad, como también algunos psicólogos en la actualidad sugieren que los pensamientos negativos pueden hacernos más felices.
¿Por qué?
Vivimos en sociedades que privilegian el pensamiento positivo, hasta el punto de asociarle propiedades mágicas.
Podríamos analizar que nunca el ser humano tuvo a su disposición tantas comodidades como hoy en día, sin embargo nunca hubo en la historia de la humanidad tanta gente deprimida, tantos intentos de suicidio…
Viendo esto, ¿es el "pensamiento positivo" del que tanto hablan los psicólogos y el que está tan de moda últimamente, el verdadero camino a la felicidad?



Muchos expertos afirman que las variaciones de la psicología positiva de la actualidad están profundamente arraigadas en la cultura americana, los estudios sugieren que las "afirmaciones positivas" diseñadas para levantar el estado de ánimo del individuo a través de la repetición y visualizar el futuro éxito, a menudo consiguen lo contrario de su efecto deseado.

Vivimos en un mundo que sólo galardona el razonamiento positivo, pero para mucha gente este concepto sin tener una conciencia crítica de cómo es que funciona, es visto como un signo de pensamiento poco desarrollado y cuasi infantil.
Un ejemplo son las personas que hacen un esfuerzo por fingir estar alegres en fiestas o reuniones sociales, cuando en realidad no sienten esa felicidad.


El camino negativo de la felicidad

Esta corriente psicológica plantea que en vez de proyectar hacia el porvenir el deseo de que todo esté bien, pensar sobriamente sobre los peores escenarios posibles puede ayudar a despojar al futuro de su efecto de ansiedad.
Tanto la filosofía antigua como la psicología moderna contemplan métodos más intuitivos que podrían llamarse el "camino negativo a la felicidad".
Esto ayudaría a explicar porque ciudadanos de países con economías más pobres reportan muchas veces mayor índice de felicidad que individuos que viven en los países más ricos, sencillamente porque no tienen nada que perder, ya han conocido el peor de los escenarios posibles.

Durante una investigación que se hizo al respecto, se entrevistó a 45 empresarios exitosos. Casi ninguno había realizado planes integrales de negocios o llevó a cabo extensas investigaciones de mercado.
Algunos de ellos sí se imaginaban el peor escenario posible. En lugar de centrarse en la posibilidad de recompensas espectaculares para su empresa, calculaban cuál sería el coste económico de una mala decisión. Si la pérdida potencial era tolerable, tomaban la decisión.


Esta estrategia consta básicamente de tres pasos:

1. Identificar mentalmente el peor escenario posible.
2. Anticipar y analizar minuciosamente todas las razones que eventualmente podrían provocar este fatal escenario.
3. Construir un plan de acción para asegurarse que estos inconvenientes no sucedan, o en caso que sucedan, saber cómo enfrentarlos.


¿Esto es lo que temía?

El filósofo Séneca recomendaba a las personas que temían perder sus riquezas, vivir algunos días como si estuvieran contentos con la más mísera cantidad de dinero, ropa y alimentos, mientras se dicen a si mismos… "¿esta es la condición que temía?".
Los filósofos llamaban a su técnica "la premeditación de los males", según la psicología moderna, una de cada tres personas utiliza esta técnica en la actualidad sin saberlo, también conocida como "permisividad defensiva".
El pensamiento positivo, en contraste, puede provocar la idea de que si las cosas no suceden como un piensa o proyecta, entonces será terrible, creando un margen mayor de pérdida.

Una de los aspectos más interesantes de esta perspectiva es la importancia de saber batallar con situaciones de incertidumbre sin fantasear en que todo va salir bien con sólo pensar en ello.
Esto es ser capaz de contemplar e integrar lo negativo también.
Según la psicología moderna la virtud del "camino negativo" es que se acerca más al realismo: el futuro después de todo es incierto y los sucesos suelen ser distintos a lo que queríamos.
Esto nos ayuda a estar en un estado receptivo para las sorpresas que vienen y a adaptarnos a los cambios.
El poder del pensamiento negativo cobra especialmente importancia cuando hablamos de un hecho inevitable de la vida: la muerte.
Una de las frases más célebres de Steve Jobs tiene relación con este aspecto: "Recordar que vas a morir es la mejor manera que conozco para evitar la trampa de pensar que tienes algo que perder".